Lilian Tejeda y Saiury Calcaño
Pensar en una mujer, sobre todo si es dominicana, es imaginar un ser delicado que cuida cada detalle de su aspecto físico: su vestimenta, su pelo, sus manos y rostro. Alguien que se preocupa por resaltar sus atributos, maquillarse y usar los accesorios que entiende la harán verse más presentable, elegante y bonita.
Las mujeres que pertenecen a las Fuerzas Armadas Dominicanas no son la excepción, pero a ellas se les imponen ciertas reglas que deben cumplir “al pie de la letra”, al menos mientras se encuentran en servicio.
Las militares tienen lineamientos claros que cumplen sin protestar por amor a su vocación. Por ejemplo, mientras están trabajando no deben usar muchos accesorios y los que utilicen deben ser discretos, no pueden llevar ropa muy ajustada ni el pelo suelto (si lo tienen largo para no tapar las insignias).
En las manos sólo pueden llevar un reloj y sus anillos de matrimonio y/o profesional. La regla básica es no utilizar prendas muy exagerados o llamativas para no “ridiculizar” el uniforme, según explicaron las cuatro generales que participaron en el Desayuno del Listín.
Pero aclararon que cuando están fuera de sus labores se “transforman” para sentirse “coquetas”.
Féminas se abrieron paso en los cuarteles con entrega
CUATRO GENERALES:
Hasta el momento, de las más de 14,000 mujeres militares, cuatro tienen el grado de general, que son Ramona Díaz Morfa, del Ejército de República Dominicana.
Rosanna Pons Peguero, de la Fuerza Aérea de República Dominicana; Mayra Duval, del Ejército de República Dominicana, y Mayra Díaz, contralmirante (equivalente a general) de la Armada de República Dominicana.
Lo que han encontrado en los cuarteles de parte del personal masculino es “cortesía y protección hacia nosotras, pero no discriminación ni tampoco favoritismo. Es decir, no nos tratan diferente ni a nivel académico, disciplinario o de escalafón. Trabajamos como un solo cuerpo sin distinción de género. Aquí lo que vale es la capacidad, capacitación, años de servicio y entrega”, coinciden las oficiales militares. Pons dice que la mujer no es un ensayo en las Fuerzas Armadas sino una realidad, lo que se demuestra con sus carreras.
